Ya hemos descrito y demostrado varias consecuencias de no regular adecuadamente las plantaciones forestales, además de propuestas para ayudar a solventar estas problemáticas.
Durante estos años, hemos estado planteando básicamente los siguiente:
* Se retiren las plantaciones forestales que estén desde los 400 metros de la rivera de los ríos, canales, vertientes, esteros y pozos, como una forma de proteger el vital recurso agua.
* Que en las actuales plantaciones que estén siendo explotadas se protejan los lugares que no fueron protegidos en la plantación anterior, con el fin de recuperar fuentes naturales de agua que se habían perdido.
* Que se establezca un límite de 200 metros entre plantaciones forestales y linderos o caminos, con el objetivo de :
a) Proteger a la población de posibles incendios forestales.
b) Proteger a los pobladores campesinos de los depredadores de aves y animales (como el zorro y el puma), que provocan una un impacto negativo en la economía familiar campesina. Estos animales se acercan a las casas pues han desaparecido sus fuentes de alimentación por la deforestación.
* Que se protejan quebradas, ríos, humedales, etc., con especies que permitan la conservación de los cursos de agua superficiales, intermitentes y subterráneas. Una buena opción es el sauce, por su fácil reproducción y poca exigencia en su fase de crecimiento.
* Que se termine con los subsidios forestales a las plantaciones exóticas y que se estimulen otros modos de recuperación de suelos, como el cultivo de plantas productoras alternativas a la madera, por ejemplo el castaños, avellanos, mutilla, rosa mosqueta u otros, como también de la agroforestería.
* Que se protejan los actuales sectores con bosque nativo, como una forma de mantener la biodiversidad y proteger las fuentes de agua que desde allí nacen, y que abastecen a la mayor parte de la población local.
* Que se establezcan normas estrictas, respecto al uso de pesticidas (fumigaciones), que actualmente se realizan en plantaciones forestales, y que en años anteriores han provocado muertes en personas y animales que viven en sectores aledaños a las fumigaciones, por consumo de hongos tradicionalmente comestibles y que frente a la exposición de fungicidas pueden resultar tóxicos. Al respecto, Paccioni (1982) indica que la dispersión incontrolada de grandes cantidades de sustancias toxicas, como pesticidas, herbicidas, fungicidas, etc., empleados en la agricultura y plantaciones forestales, pueden convertir en venenosos a hongos silvestres que normalmente son comestibles (Informe sobre Determinaciónn Taxonómica de Hongos Macromycetes Silvestres Recolectados en el Sector Los Sauces, IX Región, Chile: Su comestibilidad y Toxicidad. Estudio solicitado por intermedio de la Municipalidad de Los Sauces, a raíz de las intoxicaciones y muertes de campesinos por consumo de hongos y elaborado por Sigisfredo Garnica. Valdivia, Septiembre de 1997).
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