1 de noviembre de 2008

Estudiante de Costa Rica realiza su pasantía en Los Sauces

Mi nombre es Daniela Medina, soy estudiante de ingeniería agrónoma de la Universidad EARTH, en Costa Rica. Antes de recibir mi título en diciembre del próximo año, debo realizar una práctica profesional de 15 semanas de duración, donde aplique los conocimientos que he adquirido hasta el momento. Es por ello, que ahora soy habitante de la comuna de Los Sauces y trabajo para la organización Nguallen Pelu Mapu/Protectores de la Tierra.
A nivel personal, mis objetivos se centran en poder transmitir a personas claves de la comuna mis conocimientos e ideas para contrastarlos con los saberes tradicionales, con el fin de que cuando vuelva a Costa Rica, a finales de diciembre del presente año, pueda incluir dentro de mis conocimientos, parte de la sabiduría de la región y haya aportado con mi trabajo a la comunidad en general.

Daniela visitando la casa de la machi Jaqueline Huilipan, Autoridad Originaria Mapuche.


Mi primer encuentro con Los Sauces fueron las forestales, desde el camino en la carretera pude observar el “desarrollo” de esta actividad en la zona. A medida que transcurrieron los días me fui enterando acerca de la problemática social y ambiental que ha generado dicha actividad. De igual manera, las historias que me relataron las personas sonaban cada vez más cotidianas y los problemas que yo misma pude identificar me resultaron muy similares a los de mi país.
En el fondo, a través de todo nuestro continente, se libra una batalla entre el desenvolvimiento de las actividades económicas y humanas y la supervivencia del planeta. Con cada intervención que generamos sobre el medio, vamos disminuyendo poco a poco las posibilidades que tiene la tierra de regenerarse. Finalmente, ponemos en riesgo su capacidad para sostener la vida NUESTRA VIDA.
Asimismo, resulta indiscutible el hecho de la actividad forestal y demás industrias, también son necesarias para el desarrollo de las comunidades humanas; el dilema se encuentra, en que todos podamos comprender que nuestros recursos son limitados y que una vez alcanzado este límite, no habrá vuelta atrás.
Por tales motivos, se deben tomar acciones concretas y trabajar en conjunto; para que, por medio del ejemplo podamos demostrar que las actividades humanas no necesariamente deben ser destructivas. Como testimonio de esto, la organización Protectores de la Tierra en conjunto con: la comunidad de Lorenzo Quilape Cabetón sector Queuque, los Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo, Servicio País, el grupo juvenil Forjadores Ambientales y mi persona; estamos desarrollando un vivero comunitario de especies forestales nativas.


Daniela dictando taller de compost a jóvenes del liceo local y vista del vivero de árboles originarios de lugar

Este vivero, tiene como propósito reproducir especies para la reforestación de aproximadamente 3 hectáreas, con el fin de restaurar la micro cuenca del estero Queuque. Adicionalmente, está pensado para que funcione como un ejemplo a nivel comunitario, y que en el futuro se convierta en un centro de capacitación, donde se puedan impartir talleres prácticos acerca de diversas temáticas medioambientales, reproducción de especies nativas y fabricación de abonos y controladores orgánicos para el manejo de plagas y enfermedades.
Desde mi perspectiva, el vivero es un gran esfuerzo que pretende ejemplificar lo que hasta ahora ha significado nadar en contra de la corriente, y es una prueba tangible de que por suerte aún existen personas comprometidas con su entorno que están cada día poniendo de su parte, para generar cambios positivos desde las bases de la

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